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lunes, 23 de septiembre de 2024

Chirivel, 35º de los 103 pueblos de Almeria.


 Chirivel.  Por orden alfabético el 35º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Chirivel.

El topónimo Chirivel tiene origen en la palabra latina Silvella con deformación posterior mozárabe, que significa bosquecillo. Así, el nombre comparte origen con otros muchos como Chirivella, Chiriveta o Chelva.

Municipio perteneciente a la comarca de los Vélez, situado al norte de la provincia, limitando con la de Granada y en paisaje distinto al resto de la provincia. Su término municipal está incluido al Parque Natural de la Sierra de Marí­a, caracterizado por el clima mediterráneo continental, por sus montañas agrestes de materiales calizos y dolomí­ticos y por sus masas forestales de pinares.

El patrimonio artístico y cultural de este pueblo de la comarca almeriense de los vélez nos ofrece reliquias como la estatua de Dionisos, de origen romano y conocida familiarmente como “el Chirivello”.

Lugar obligado de parada para los visitantes son la iglesia parroquial de San Isidoro, levantada en el siglo XIX, y la Tienda Grande, casa construida en el siglo XX en estilo modernista. Los amantes de la arqueología podrán visitar, además, los yacimientos arqueológicos de Loma de las Cometas, de Contador, del Pasillo de Chirivel y de El Villar, este último con restos del periodo del Imperio Romano.

En cuanto a la artesanía, Chirivel cuenta con un Museo del Esparto que presume de ser el que más piezas recoge a nivel Europeo. Es, por tanto, el esparto una de las labores preferidas de sus habitantes, que la realizan en muchos casos como pasatiempo.

Los platos más característicos de la gastronomía de Chirivel son el potaje de trigo, el asado de cabezas y las migas. Pero sin duda, lo más rico y abundante son los dulces, entre los que podemos encontrar repostería de origen árabe, gachas, tortas de la Virgen, roscos de naranja y roscos chiri y barquillos.

Las fiestas patronales de esta localidad andaluza tienen lugar a finales del mes de agosto en honor a San Isidoro. Una semana antes se organiza el Pasa Arte, una semana cultural en la que tiene lugar una representación de músicas del mundo, con músicos procedentes de toda España y del extranjero.

Asimismo, en Chirivel se celebran las Lumbres de San Antón, en enero, el Baile de las Ánimas y la Misa del Gozo, en Navidad, y las fiestas de los García, San Antonio y la Cereza, durante los meses de junio y julio.

Chirivel está situado a unos 180 kilómetros de la ciudad de Almería desde donde es posible llegar por la autovía A-7 tomando la salida 578 en dirección a Granada. Una vez estemos en la carretera A-91 deberemos continuar por la A-92N para coger la salida 389 en dirección a Chirivel. Esta salida nos llevará a la avenida de Andalucía que nos conducirá a nuestro destino.

Historia
El pueblo, que alcanzó la independencia de Vélez Rubio en 1895, es un conjunto recoleto y tranquilo de casas, tanto como amables y hospitalarios son sus vecinos.El origen del municipio viene de un conjunto de casas de labranza del señorío de Los Vélez que consiguió su independencia de Vélez Rubio en el año 1858. ​Sin embargo, por los yacimientos arqueológicos encontrados, podemos hablar de asentamientos en el lugar desde la Prehistoria. También existen vestigios de origen ibérico y árabe, aunque los más abundantes son de origen romano. En El Villar, lugar cercano a la población, se han encontrado piezas suntuosas de origen romano, como columnas de mármol y capiteles dorados, para algunos historiadores aquí se encontraba la mansión del Itinerario romano Ad-Morum. Discurría también la calzada romana Via Augusta que unía Cartagena con Cádiz. En las excavaciones llevadas a cabo en el año 1985, en esta zona de El Villar, se encontró un Dioniso, hermosa escultura que data de mediados del siglo II d. C. Algunos hablan incluso que pudiera representar a Antinoo, favorito del emperador Adriano. Esta escultura se ha constituido en símbolo de Chirivel, al que se le llama por las gentes del lugar "El Chiribello".


¿Qué es un Chirivello?: Es una escultura romana de un dios romano Baco, cuyo antecedente es el Dionysos Griego, dios de la vida, del vino y del delirio místico.

El Baco de Chirivel nos presenta a un Dios jóven de formas casi femeninas. La pieza fue hallada en el año 1985, en una excavación de urgencia dirigida por el arqueólogo Julián Martínez García, en el yacimiento romano del Villar , en Chirivel (Almería) y es la pieza de época romana más antigua encontrada en la provincia de Almería.

Chercos, 34º de los 103 pueblos de Almeria.

 Chercos.  Por orden alfabético el 34º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Chercos.

Chercos está situado en el centro geográfico de la Sierra de los Filabres, el principal macizo montañoso de Almería en cuanto a extensión se refiere. Está ubicada la Sierra en el centro de la provincia y abarca desde el límite con la provincia de Granada hasta las proximidades de la costa mediterránea.

El Término Municipal de Chercos tiene una extensión de 13,30 km2. El núcleo urbano se localiza a 37º15' de latitud norte y -2º16' de longitud Oeste, a 919 metros (Chercos Viejo) de altitud sobre el nivel de mar.

Chercos limita al Norte con Macael, al Sur con Alcudia de Monteagud, al Oeste con Tahal y al Este con Líjar.


Historia

Según Oliver Asín, Chercos es un topónimo que deriva del vocablo mozárabe o del árabe vulgar Yerku, que significa «la encina», aplicado al lugar por el encinar que hubo en su entorno. Al no quedar datos ni topónimos que se puedan referir a la Edad Media, a lo largo de estos últimos siglos diferentes autores le han denominado Xercos, Chortos, Jercos, y su forma actual Chercos.
Tenemos que diferenciar entre Chercos Viejo y Chercos Nuevo. Chercos Viejo es una alquería antigua, construida a cal y canto, con un encanto especial. Con calles estrechas y empedradas es un lugar pintoresco único en la provincia de Almería. En su momento las oficinas municipales se trasladaron al lugar llamado El Soto, por ser un lugar más confortable, y es ahí donde nace Chercos Nuevo.
Se sitúa en plena Sierra de los Filabres y en el camino que une los dos pueblos se encuentra «La Piedra Labrá» o «Piedra de los Moros», primer vestigio humano en la historia de Chercos. Según García del Toro, los grabados rupestres de esta piedra tienen un carácter narrativo e historiado sin ninguna alusión estética.
El grabado representa escenas de la vida cotidiana y en su conjunto podría utilizarse como ara o altar para el culto al aire libre. Data del segundo milenio a. C. De época romana se supone el pequeño puente, a tan sólo unos metros del pueblo, identificándose una vía romana de segundo orden.
Durante la Edad Media, siendo Chercos musulmán, forma parte del Estado de Filabres o Tahal, que tenía a Tahal por cabeza, y al amparo de su alcazaba se agrupaban dos docenas de aldeas, de las que quedan actualmente ocho, entre ellas Chercos. La zona fue ocupada por bereberes con carácter tribal y su presencia se constata en los restos de un castillo y un aljibe en Chercos Viejo, junto a las casas más altas.

Bajo el pueblo discurre una galería que conduce a la mina de una fuente, también de dicha época. Tras las Capitulaciones de Almería en 1488, los Reyes Católicos concedieron el Estado de Tahal como señorío a don Enrique Enríquez (en 1490), tío del rey don Fernando y su mayordomo mayor. Este señorío se componía de 14 lugares, entre ellos Chercos. El siglo XVI comienza con la construcción de su Iglesia bajo la advocación de Santa María, en 1505, al igual que en otros pueblos del Estado de Tahal.


Posteriormente fue quemada y destruida durante la rebelión de los moriscos.
Su última construcción se supone que data de mediados del siglo XIX. Al perderse el libro de Apeo y Población, que se realizó en 1577 tras la expulsión de los moriscos, no quedan datos sobre el lugar, pero, según fuentes de Simancas, en Chercos había 360 moriscos y tenía una extensión de 13,7 km.
Entre 1570 y 1699, este señorío pasa por enlace matrimonial o venta al Marqués de Aquilafuente (de Alcalá y duque de Abrantes). En 1593, según visita de Jorge de Baeza y Haro, en el pueblo residían 24 pobladores con 10 casas en buen estado.
A lo largo de los siglos XVII y XVIII se observa un aumento de población, según consta en el Censo de Ensenada, realizado en 1752, contando con 112 casas y 428 habitantes, y pertenecía al Señorío de Muñatones y no al Marqués de Aquilafuente, como se dice en la copia del censo que se guarda en el Archivo Histórico Provincial de Almería. Se recogen los topónimos de Asperilla, Nivera, Marchalejos, Talayón, Calar, etc.
El siglo XIX se presenta con el liberalismo y la abolición de los señoríos en 1835. El pueblo, según Madoz al realizar su Diccionario Judicial en 1846, pertenece al Partido Judicial de Purchena, y su término está dividido en cortijadas denominadas del Soto, Campillo, Boquera, Gasparillo y el Cuarto.
La población, entre el pueblo y las cortijadas, sumaba 583 habitantes, siendo su actividad principal la agricultura, en un terreno difícil y duro; la producción era fundamentalmente de cereales y legumbres (trigo, cebada, lentejas, garbanzos), hortalizas y cáñamo.

LA PIEDRA LABRÁ:
Junto a la carretera que une Chercos Viejo y Chercos Nuevo se encuentra "La Piedra Labrá" o "Piedra de los Moros", primer vestigio humano en la historia de Chercos Viejo. El grabado representa escenas de la vida cotidiana y en su conjunto podría utilizarse como ara o altar para el culto al aire libre. Data del segundo milenio A.C.

ALCAZABA DE CHERCOS:
La Alcazaba de Chercos se encuentra situada en Chercos Viejo. Se trata de un castillo fortaleza medieval, de estilo islámico bereber. Solo se conservan restos de murallas y un torreón.

YACIMIENTO ARQUEOLOGICO "EL CERRILLO".
Se encuentra localizado en un cerro de la margen izquierda del Río Chercos, en el Valle del Almanzora. Se trata de un fortín de la Edad del Cobre, lógicamente relacionable con algún poblado de las inmediaciones.

LAS ERAS DEL CALVARIO:
Las Eras del Calvario, en las que se trillaban las mieses recolectadas en su término, son verdaderas obras de arte enlosadas con piedras del lugar.

Castro de Filabres, 33º de los 103 pueblos de Almeria.

 Castro de Filabres.  Por orden alfabético el 33º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Castro de Filabres.

Castro de Filabres es un municipio de la provincia de Almería. Tiene 181 habitantes y se encuentra a 48 Km de la capital.
El término municipal de Castro de Filabres tiene una extensión de 29,24 Km2. El núcleo urbano se localiza a 37o 11' de Latitud Norte y 2o 26' de Longitud Oeste a 939 metros de altitud sobre el nivel del mar.

Historia

El caminar histórico y la vida cotidiana de Castro se encuentran totalmente vinculados a la Sierra, a sus riquezas y al trabajo de unos hombres y mujeres curtidos en la necesidad, pero firmemente arraigados al encanto de su pueblo.
La historia más conocida de Castro arranca a principios del siglo VIII de nuestra era con el establecimiento en las laderas de la sierra de un grupo de beréberes norteafricanos llamados yarawá, que llegaron a Almería huyendo de los árabes.

Estos beréberes, muy romanizados y cristianos, estuvieron dirigidos por una reina de nombre al-Kahima. El nombre de Castro procede del topónimo latino que se refiere a campamento y todos los datos históricos apuntan que estos beréberes norteafricanos romanizados lo fundaron y que la reina al-Kahima plantó allí su campamento, de donde consecuentemente le viene el nombre. Es curiosa la historia de nuestra sierra de Filabres como refugio de minorías religiosas perseguidas.
A principios del siglo VIII aquí hallaron refugio los beréberes romanizados huyendo de los árabes. Desde aquel siglo vivieron en paz hasta el siglo XII unas comunidadesde mozárabes, muchos de los cuales se fueron con el rey aragonés Alfonso el Batallador a repoblar el valle del Ebro.

En el último tercio del siglo x se refugió en Velefique un grupo de jarichíes, secta musulmana perseguida en Córdoba por los rigurosos maliquíes, que habían conseguido hacerse con el clero musulmán del califato gracias a la protección que les dispensaron los omeyas cordobeses. No cabe la menor duda de que a Castro llegó la influencia del gran santón sufí hispanomusulmán Sidi Abu Ishaq Ibrahim ibn al-Hayy, nacido en el cercano pueblo de Velefique y al que la historiografía le atribuye la construcción de la fortaleza de su pueblo y 20 mezquitas en los otros pueblos de la sierra.
Más tarde, una vez que los Reyes Católicos plantearon a los musulmanes del reino de Granada que se bautizaran o emigrasen, los vecinos musulmanes de los Filabres se alzaron en armas y resistieron a los ejércitos castellanos hasta su muerte. Durante 70 años se refugiaron musulmanes devotos, que disimularon y conservaron su fe, y cuando los moriscos de la Alpujarra, el Andarax y el Almanzora se rebelaron y volvieron a las prácticas religiosas musulmanas, desde los pueblos de la Sierra bajaron los alfaquíes para adoctrinarlos en la fe que tenían olvidada.
Los filabreños defienden su tierra con torres, alcazabas y castillos, de los que quedan las ruinas en algunos pueblos o al menos existen algunas referencias documentales. Castro también contó con una fortaleza árabe de la que quedan sus ruinas. La mayor parte de los topónimos medievales desaparecieron durante el siglo XVI cuando llegaron los nuevos pobladores a Castro y hoy los que quedan responden a los topónimos modernos recogidos por los censos de Ensenada, confeccionados por los vecinos a mediados del siglo XVIII.
En Castro pertenecen a esta época los topónimos de distintas zonas del término municipal, como molino del Aljibe y pagos del Olivo Grande, de la Balsa, de las Animas, del Barranco de la Balsa, Caserones, Cuesta y Ejido, Heras, Zaurdillas, Pradillo, Loma de Altazar, Hoyas, Carrascal, Barranco de los Cocones, Cortijillo, Frailes, Castaños y Moraleda.
Tan sólo Mezar es medieval. Tras la conquista de las tierras de los Vélez, Vera, Filabres, Baza y Almería por los Reyes Católicos en 1489, éstos se reservaron unos pueblos del reino de Granada para administrarlos ellos directamente, a los que se llamó de realengo, para distinguirlos de los de señorío, que eran pueblos dados con determinadas facultades y limitaciones a los nobles que les habían asistido y servido con sus personas, haciendas y vasallos durante la guerra de Granada.
Los pueblos de los Filabres fueron dados en señorío a diversas personas de la nobleza vinculadas a los monarcas. Así los Reyes Católicos dieron Castro de Filabres, Olula de Castro y Uleila del Campo al Duque del Infantado en 1490.


Más tarde, Castro pasó a los herederos de don Enrique Enríquez, con lo que su señorío o "Estado de Tahal" se compuso de 14 lugares, de los que se conservan ocho y los otros seis quedaron despoblados en el 1570. Según el Censo de Ensenada, el señor obtenía de renta de Castro unos 2.046 reales.
Castro de Filabres pagaba a la Iglesia, según el Censo de Ensenada de 1752, unos 1.514 reales por el diezmo. A título de anécdota, a mediados del siglo XVIII, el cura de Castro vivía en Velefique, desde donde atendía su parroquia, de la que percibía 222 reales de primicias al año.
Entre 1502 y 1568 la población del Estado de Tahal es totalmente morisca, con media docena de cristianos viejos. Cuando entre 1568 y 1570 se rebelaron los moriscos de la Alpujarra, en la zona de los Filabres se sumaron a las armas más de 800 hombres, que fueron derrotados por don Juan de Austria. De los 3.000 moriscos que vivían en el Esta
do de Tahal al comenzar la guerra, más de la mitad perecieron, unos en el combate y la mayor parte de hambre y enfermedades. Una cuarta parte fueron vendidos como esclavos y la otra cuarta parte huyó a Murcia o fue sacada a Albacete y llevada a Cuenca.
De Castro y Olula de Castro salieron unos 100 moriscos. Sacados los moriscos de los pueblos de la sierra de los Filabres, el panorama de soledad y abandono era sobrecogedor. Se impuso la repoblación y ésta fue muy lenta. Castro se repobló con diez vecinos, y a finales del siglo XVI sólo quedaban ocho.
Desde la rebelión de los moriscos, Castro y muchos pueblos de los Filabres no lograron alcanzar el nivel de población que habían tenido. El paulatino movimiento de población posterior de Castro de Filabres se refleja en los distintos censos, en los que se anotan los vecinos que vivían en el pueblo.
Así, en 1752 habitaban en Castro unos 176 vecinos; a mediados del siglo XIX, unos 257; a principios del siglo XX, unos 426, que es el mayor nivel de población existente en Castro en los últimos siglos, para descender a partir de la década de los cuarenta, y sobre todo de los setenta, con el fenómeno generalizado de la emigración, que tomó como destino la capital de la provincia, las tierras catalanas y las vecinas repúblicas de Francia y Alemania.  
La parroquia de Santa María de Castro.
La parroquia de Santa María de Castro fue erigida en 1505. Desapareció en 1570 con la saca de los moriscos y la despoblación de la Sierra y quedó como anejo de Velefique hasta 1900, que volvió a erigirse en parroquia con el título de Santa María del Rosario. El templo parroquial se construyó en la primera mitad del siglo XVII.
Es de una nave, cubierta con una armadura de parhilera con tirantes simples metálicos apoyados en canes de cabeza labrada. Tiene una capilla en la que se venera una imagen de la Virgen del Carmen. La de la Virgen del Rosario, titular del templo y patrona del lugar, la escondieron en un pajar durante la guerra civil de 1936-39.

viernes, 20 de septiembre de 2024

Carboneras, 32º de los 103 pueblos de Almeria.

 Carboneras.  Por orden alfabético el 32º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Carboneras.

Municipio situado en el litoral levantino almeriense, con un paisaje formado por terrenos áridos, semidesérticos, volcánico, incluidos dentro del Parque Natural Cabo de Gata-Ní­jar, primer espacio protegido andaluz terrestre-marí­timo que comprende espacios y paisajes únicos: las únicas montañas de origen volcánico de la pení­nsula; la franja costera con sus dunas, playas y salinas, verdadero espectáculo natural; y por último la milla de mar protegida cuyos fondos son de una gran riqueza.


En ese entorno se encuentra el pueblo, cuyo origen está en la construcción del Castillo de San Andrés para uso militar en el siglo XVI. Conjunto blanco y luminoso de casas agrupadas junto al mar azul cobalto; lugar ideal para el disfrute del sol y la playa, de la tranquilidad y de un clima excelente.

Historia

El nombre del municipio viene de la edad media cuando el Marqués de Sorbas, a cuya jurisdicción pertenecía la actual Carboneras, mandó construir unos hornos en el lugar para quemar los abundantes pinos que poblaban los montes de Carboneras y obtener carbón vegetal. El comercio de carbón prosperó, vendiendo este producto a otras partes de España y norte de África, por lo que el lugar empezé a denominarse Cabezo de la Carbonera.

Durante la época de la sublevación morisca la zona de Carboneras era utilizada por los musulmanes como puerto de entrada para abastecer a los hombres que quedaban en la península. Para impedir este uso constante de la costa por parte de moriscos y piratas Don Diego de Haro mandó construir un castillo en El Cabezo de la Carbonera, que se terminó en 1577, llamado castillo de San Andrés. Con la construcción se repartieron las tierras colindantes al castillo para que el capitán y los 27 soldados que estaban destacados en la guarnición se pudieran asentar con sus familias y cultivar la tierra, esa fue la primera población de Carboneras.

El 24 de junio de 1813 Carboneras dejó de ser un barrio de Sorbas para convertirse en un municipio independiente.


Las fiestas de Moros y Cristianos se celebran año tras año a mediados de junio, en honor a San Antonio de Padua.

Sin lugar a dudas, son el festejo más emblemático del pueblo, cuya celebración se remonta a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Durante las fiestas, se escenifica el recuerdo de los ataques berberiscos en sus costas.

El día grande tiene lugar el 13 de junio (San Antonio), donde a lo largo del día se representa el enfrentamiento entre ambos ejércitos. Un total de 100 hombres, 50 mahometanos y 50 cristianos, se disputan la imagen del Santo y la posesión del Castillo de San Andrés.

Así transcurre la batalla…

La jornada comienza con la visita del embajador moro al Castillo a pedir la rendición del ejercito cristiano. Tras una fuerte discusión, se acaban citando en el campo de batalla. Mientras el ejército cristiano baja del Castillo, se produce el desembarco de las tropas árabes en las playas de Carboneras, donde le esperan los cristianos alertados de su llegada por un vigía del lugar. Tras una feroz batalla, resulta vencedor el ejército sarraceno.

El acto continúa por la tarde, dando lugar un giro a favor de los defensores de San Antonio, que consiguen el triunfo final sobre los infieles.

jueves, 19 de septiembre de 2024

domingo, 15 de septiembre de 2024

Cantoria, 31º de los 103 pueblos de Almeria.

 Cantoria.  Por orden alfabético el 31º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Cantoria.

Municipio perteneciente a la comarca del Valle del Almanzora,en la zona del mármol, pues es éste el principal recurso económico del pueblo, sobre todo la transformación de la piedra, además de una rica vega.

El pueblo está situado en la orilla del rí­o Almanzora y presenta un trazado nuevo, trazado a cordel, de calles rectas y casas uniformes, de entre las que sobresalen la Iglesia Parroquial. En la pedaní­a de Almanzora se encuentra el Palacio del Marqués de Almanzora, bello ejemplo del neoclásico.

Historia

Las señas de identidad de Cantoria reposan sobre siglos y siglos de historia. No en vano, conocerla hoy supone descubrir, al tiempo, la infinidad de civilizaciones, pueblos y culturas que por ella han ido pasando con el correr de los años. Y es que su privilegiada situación geográfica, fronteriza con el Reino de Murcia y Andalucía, pronto la convirtieron en una zona estratégica para el asentamiento y protección de muchos pueblos.

Así pues, el origen de Cantoria se remonta a la prehistoria, a juzgar por los numerosos vestigios arqueológicos hallados en sus contornos. Éstos conservan la huella de los primeros pobladores allá por el Neolítico y, más tarde, la impronta de fenicios y griegos. Ya en el siglo XII, Cantoria fue una primitiva población árabe andalusí que, con la Conquista de Granada en 1488, se hizo cristiana recibiendo el título de Villa de la mano de los Reyes Católicos.

En 1515, su nombre quedó ligado al Marquesado de los Vélez cuando Don Pedro Fajardo la adquirió junto a Partaloa por dos millones y medio de maravedíes. Otro capítulo importante de su historia fue la sublevación morisca (1569-1571) pues, según los historiadores, Cantoria fue uno de los escenarios clave de la contienda que enfrentó a dos nombres propios: Jerónimo el Maleh y Don Juan de Austria, que eligió Cantoria para instalar su campamento de campaña.

Finalmente, el asentamiento actual de la Villa se realizó entre los años 1570 y 1573, aunque hubo que esperar hasta el 30 de noviembre de 1833 para que Cantoria se constituyera como municipio almeriense al crearse nuevamente la provincia de Almería por Don Francisco Javier de Burgos. En 1840 Cantoria figura entre los 97 ayuntamientos de Almería con el número 81, figurando también como integrante de la Diócesis-0bispado de Almería.


Puente de Hierro

Este puente construido en los años veinte sobre el río Almanzora a su paso por Cantoria es una de las señas de identidad de la Villa. Está situado al este del núcleo urbano , en la vía que conduce a otras localidades del Valle del Almanzora como Albánchez y Líjar.

Este puente realizado en hierro es una estructura de forma cicloidal cuya curva se una a su base con contrafuertes del mismo material. La pasarela comienza y termina con dos miradores de base cuadrada a cada lado, que ofrecen una espectacular mirada sobre la vega.

Palacio de Almanzora

Ubicado en Almanzora, el Palacio, que recibe el nombre de esta pedanía y fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1982, es uno de los ejemplos más significativos del estilo neoclásico en la provincia de Almería. Según algunos historiadores, esta residencia señorial se construyó entre finales del siglo XVIII y principios del IX sobre la que fue la casa del administrador general del marqués de los Vélez en el siglo XVI.

Fue el X Marqués de Los Vélez, Don Antonio Álvarez de Toledo, Osorio, Pérez de Guzmán el Bueno y Moncada, el que decidió establecer su casa solariega sobre esta construcción. Para ello, encargó el proyecto al arquitecto Ventura Rodríguez, muy famoso por saber combinar sabiamente lo abigarrado del Barroco con las líneas más simples del Neoclásico. Así, Rodríguez, que respetó parte de la construcción original para mantener la almazara y otras dependencias agrícolas, diseñó un palacio entorno a un pabellón principal con dos alas en escuadra y un patio de honor en el centro. Las dependencias destinadas a vivienda la constituían tanto el pabellón principal como el ala izquierda, mientras que el ala de la derecha se reservaba a una capilla, que aún hoy hace las veces de iglesia de Almanzora.

Las obras terminaron en 1772 con más de 100.000 m2 de jardines, zonas florales, fuentes, un bosque artificial, árboles de todas las especies conocidas y hasta un lago navegable. En 1860, la heredera del marqués de los Vélez vendió el Palacio a un rico industrial minero y reputado político de la época, Antonio Abellán Peñuela, que fue nombrado marqués de Almanzora por Amadeo de Saboya.

En la actualidad, el edificio es de propiedad privada y aún conserva la placa en la que figura “en su Almanzora”, en clara referencia al marqués de los Vélez.


Ermita de San Cayetano y San Antón

Sobre una colina con vistas privilegiadas a la Villa se levanta otro de los lugares imprescindibles de Cantoria: la Ermita. Se trata de un pequeño templo de estilo barroco construido en el siglo XVIII en honor a San Idelfonso al que se puede acceder subiendo por la escarpada calle de La Ermita. Es uno de los lugares que más aprecio despierta entre los cantorianos pues a ambos lados de su altar mayor descansan los patronos del pueblo, San Antón y San Cayetano.

La ermita presenta una planta rectangular con una torre adosada a sus pies en el lado izquierdo. La fachada principal es muy sencilla, en ella tenemos la puerta de entrada a modo de vano rectangular sin molduras, mientras que en su interior encontramos una nave única cubierta con bóveda de medio cañón, con arcos fajones que se apoyan en pilastras enlazadas por arcos de medio punto y, sobre ellas, lunetos ciegos.

viernes, 13 de septiembre de 2024

Canjáyar, 30º de los 103 pueblos de Almeria.

 Canjáyar.  Por orden alfabético el 30º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Canjáyar.

Municipio situado en el Valle medio del Andarax, al pie de Sierra Nevada y frente a la Sierra de Gádor, en un paisaje de transición entre la parte baja de la sierra y los alrededores del pueblo llenos de huertas de parrales, hortalizas y olivos; y lo que desde allí­ se divisa, el desierto de bad land, caracterí­stico del centro de la provincia.

Está incluido en el Parque Natural de Sierra Nevada, uno de los paraí­sos naturales de la comunidad por su riqueza paisají­stica, botánica, fauní­stica y antropológica.

El pueblo conserva aún rasgos propios de su origen morisco, como la disposición de sus calles y casas escalonadas en la ladera, entre las que sobresale la Iglesia Parroquial.

Historia

Existe un pasado reciente de esplendor, ligado a la riqueza que ha proporcionado la uva, pero también existe la idea de un pasado «remoto», árabe y morisco, en el que Canjáyar gozaría de cierta importancia. Al tratar de señalar los orígenes de Canjáyar, nos encontramos con serias dificultades, ya que no existen trabajos sistemáticos sobre las épocas prehistórica y antigua, sólo alguna prospección arqueológica en la que los restos más antiguos que se documentan pertenecen a la Edad del Cobre.

Ya Madoz, en el siglo pasado, nos da noticias sobre la famosa cueva de Nieles, descubierta en 1841, coincidiendo con el furor minero: «se hallaron varias inscripciones, esqueletos, huesos, pedazos de candiles, tinteros, salvaderas, crisoles y ánforas». De época romana se puede documentar un lingote de plomo, hallado también en el siglo pasado, que lleva la inscripción «L. S. REX», y que puede ser testimonio de la explotación de esta zona, que comenzaría en la época republicana.

Es en los siglos X y XI, estando ya el Estado islámico configurado, cuando aparecen las primeras noticias sobre la organización territorial de la Alpujarra, dentro de la cual hay que situar a Canjáyar. Al-Udri, geógrafo originario de Dalías, nos informa de una Alpujarra dividida en distritos, ayza (plural de yuz). El yuz sería un distrito político administrativo integrado por varias alquerías y un hisn o castillo principal que le daría nombre, siendo al mismo tiempo elemento defensivo de las comunidades rurales y representación del poder central. Al-Udri menciona el yuz de Qansayar.

Su castillo debió de estar situado donde hoy se encuentra la ermita de San Blas, «sobre la plataforma superior del pico que domina el pueblo actual por el oeste, verdadero cerrojo sobre el valle del Andarax». La construcción de la ermita en el siglo pasado destruyó la casi totalidad de los vestigios. Ha sido estudiado por P. Cressier, que data los restos cerámicos en los siglos XII-XIII.

En el siglo XIV nos encontramos con una estructura administrativa similar a la división en ayza: son las tahas, que van a permanecer con alguna que otra alteración hasta la expulsión de los moriscos en 1570. La Alpujarra cuenta con 13 tahas, siendo una de ellas la de Lúchar, donde ubicamos la alquería de Canjáyar, que, con la llegada de los cristianos, se convierte en la capital de la taha. La alquería de Canjáyar tenía su hisn y una mezquita mayor.

Sin embargo, Alcora actualmente es una barriada de Canjáyar integrada en su término. Así, al final de la Edad Media, la alquería de Canjáyar era un núcleo rural, dedicado a la agricultura intensiva, fundamentalmente de regadío, y en menor medida a la ganadería. Los cultivos más importantes eran morales, olivos, higueras, parras. Los cereales también tenían gran importancia, sobre todo el trigo y el panizo, dedicados al consumo humano y animal. El regadío necesita de una tecnología para captar el agua, conducirla y regularla.

La captura se hacía por medio de una presa y de acequias. En los hábices de 1530 se cita la acequia de Nieles, en la taha de Lúchar (Trillo San José). Madoz también nos dice que: «entre el cerrillo llamado de Pascual al NO., y el de los Pozos al SO, se ven vestigios de cimientos y cañerías muy raras en todas las direcciones: de donde se infiere que este pueblo fue de mucha mayor consideración en una época cuya remota antigüedad no nos es dado determinar».

El Apeo proporciona una serie de información, como la existencia de las casas, 150, de las cuales sólo se podían habitar 80, estando las restantes en mal estado. Existían cinco molinos de pan, cinco hornos de pan, de los que cuatro eran de la Iglesia, y tres molinos de aceite. No existía mesón ni tiendas públicas. En Canjáyar predominaba, en cuanto a los árboles, el olivar y el conjunto de moral y moreda, cultivándose tanto en regadío como en secano. Las operaciones de repoblación comenzaron en 1574.

92 son las suertes iniciales, que son repartidas de una forma desigual, lo que puede ser debido a distintas razones, entre ellas gratificar los servicios prestados en la confección del Apeo y Repartimiento, como sucede con Juan Vizcaíno, conocedor y una de las piezas claves del proceso. El Consejo de Población determina poner a 72 vecinos, incluidos los originarios. En 1576 sólo hay 63 vecinos, y en 1593 descendieron hasta 51 vecinos, como pone de manifiesto Don Jorge de Baeza Haro tras la visita de inspección, quien nos dice que: «las justicias y escribanos de este partido tienen a los pobladores tan pobres y vejados que si no se remedia se despoblará».

Vemos cómo en Canjáyar se produce, al igual que sucede también en otros lugares, un fracaso en la repoblación, debido sobre todo a la corrupción administrativa y a la especulación. A mediados del siglo XVIII nos encontramos con una población más abundante. Existían 376 vecinos, 6 de ellos eclesiásticos. El casco urbano lo conformaban 370 casas, 309 más que en 1593. Cultivaban 663 fanegas de tierra de regadío y 1.203 de secano.

Entre los cultivos: viñas, olivos, morales, higueras, encinas realengas, quejigos. En la ganadería, 125 cabezas de ganado vacuno, 1.052 de cabrío, 426 de cerda, 74 de mular, 237 de asnal y 638 ovejas y 25 colmenas. En cuanto a las profesiones, existía 1 médico, 1 escribano, 1 barbero-sangrador, 2 oficiales herreros, 1 alpargatero con 3 oficiales, 1 albañil, 2 oficiales de barbero, 2 carpinteros, unos 70 labradores y 271 jornaleros.

A finales del siglo XVIII, en 1788, se crea en Alcora una fábrica nacional de plomo; este hecho repercute también en las comunicaciones y se construye una carretera para comunicar Presidio (Fuente Victoria), donde estaba la otra fábrica nacional, y Alcora con la costa; de este modo se facilitaba la salida del mineral. En el siglo XIX los naturales del partido judicial de Canjáyar son muy laboriosos y que la mayor parte se dedican a la explotación de minas plomizas, como jornaleros, como partidarios o como rebuscadores.

Canjáyar, cabeza del partido judicial que lleva su nombre, tenía a mediados del siglo pasado una población de 2.200 habitantes y sus casas estaban apiñadas en un terreno muy reducido. A comienzos de ese siglo, en agosto de 1804, se produce un terremoto, que provocó 4 muertos, bastantes heridos, derribó 60 casas y otras 120 tuvieron que ser demolidas. Entre los edificios afectados por el terremoto se encontraba la iglesia, que tuvo que ser reconstruida en gran parte.

También se vio afectada por el terremoto de 1852, que exigió una nueva restauración de la misma. Del siglo XIX es también el santuario dedicado a San Antonio Abad. A finales de siglo se construye el Hospital de San Antonio Abad a expensas de Don Cristóbal Esteban Asensio, quien hizo una fundación, de la que son beneficiarias las mujeres ancianas, necesitadas de medios económicos o faltas del amor y cariño de un hogar. En cuanto a las actividades productivas, Canjáyar continuaba siendo eminentemente agrícola.

Abundaba el aceite, de tal manera que vendían al exterior 19 vigésimas partes de lo que recogían. También producían seda y vino, cogían granos, hortalizas y sus frutas eran abundantes y de gran calidad. Es a partir de 1860 cuando tiene lugar el inicio del cultivo de la uva de Ohanes, dedicada a la exportación, que se va a convertir en monocultivo hasta fechas recientes, provocando épocas de esplendor, aunque también de crisis, al estar la uva sometida a las fluctuaciones del mercado exterior.

En años sucesivos, el parral va a ir sustituyendo a otros cultivos, sobre todo a los frutales, y se van a poner en producción tierras antes incultas por ser de secano. En 1876 Don Juan de la Cruz Esteban promueve y funda el «Cauce Exaltación de la Santa Cruz» o «Acequia Gorda», como popularmente se conoce, para transformar en regadío tierras de secano.

En agradecimiento, el Ayuntamiento le dedicó su calle, la de los Limones, que desde el 22 de abril de 1922, fecha en la que se tomó el acuerdo, pasaría a llamarse calle de don Juan de la Cruz Esteban.

Los años de expansión del parral, entre 1860 y 1885, fueron a su vez de gran prosperidad para el pueblo, construyéndose las mejores viviendas. La demografía nos pone de manifiesto, en su ritmo de crecimiento, cómo sigue, hasta cierto punto, el de la producción. Así, en 1860, Canjáyar contaba con 2.785 habitantes y pasa a tener 3.808 almas en 1910. A comienzos de nuestro siglo, en 1905, se crea el Casino Agrícola e Industrial, y más adelante, en 1913, el Centro de Labradores.

La Primera Guerra Mundial va a suponer un duro golpe para el comercio uvero. El final de la misma significó un alivio para la agricultura de carácter exportador, pero nunca una recuperación, que pronto se va a encontrar con los problemas que le plantea el mercado americano, y finalmente se cierra en 1924. No son pocos los problemas de la producción y comercialización de la uva de embarque que también afectan a Canjáyar. Para tratar de ir paliando algunos de estos problemas, van surgiendo distintas soluciones.

Así, en 1919, el abogado y propietario Don Fernando García Espín promueve, junto con otras personas, la creación de la Sociedad Anónima Mercantil «Productores y Exportadores de Frutas Frescas de Canjáyar»; se trataba de un intento de organización de los parraleros para regenerar el negocio uvero. Esta sociedad perduraría hasta los años treinta.

Actualmente hay una gran dedicación hortícola, produciendo, sobre todo, judías, variedad «elda», calabacín... También, y continuando con su tradición, está teniendo gran importancia el cultivo del olivo, siendo uno de los principales pueblos productores de aceitunas. De cualquier forma, continúa el cultivo del parral, aunque se están introduciendo distintas variedades de uva, como la «apirena», sin pepita.