miércoles, 18 de diciembre de 2024

Vera, El, 100º de los 103 pueblos de Almeria.

 Vera. Por orden alfabético el 100º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Vera.

Ciudad antigua, Vera está situada en el levante almeriense, muy cerca de la costa y por donde extiende parte de su término. Dentro de su estructura urbana ha sabido conservar la historia compaginándola con un desarrollo urbaní­stico más moderno.

Cuenta con un buen número de edificios y puntos de interés como el Ayuntamiento, el Museo Histórico, la Iglesia de la Encarnación, construida con aspecto de fortaleza para protegerse de las invasiones piratas, casas señoriales y viviendas burguesas construidas en los momentos de auge económico.

En la actualidad, aunque no está en primera lí­nea de playa, su actividad más importante es el turismo, con una magní­fica oferta en instalaciones e infraestructuras de primer nivel.

Historia.

La tierra de Vera fue poblada desde tiempos remotos encontrándose vestigios materiales desde el Paleolítico y el Neolítico, hace seis mil años; pasando por la Edad del Cobre y la Edad del Bronce, con culturas tan conocidas en el panorama arqueológico europeo, como Los Millares y El Argar respectivamente, que comenzaron a explotar los ricos minerales metalíferos de la región. Los cartagineses continuaron las explotaciones mineras y fundaron la ciudad de Baria hacia el siglo VI a.C., cerca de Villaricos.

La ocupación romana nos ha dejado abundantes testimonios de sus poblaciones y villas, como los que se encuentran en el paraje del Roceipón, cerca de la ermita de la virgen de las Huertas.

En la Edad Media, la anterior población de Baria, debido a la crisis de la minería y a la inseguridad de una tierra fronteriza, se replegó al interior asentándose sobre una elevación (cerro del Espíritu Santo, conocida como Bayra). Son los tiempos de la ocupación musulmana que, durante el siglo XV, mantuvo diversas escaramuzas con los cristianos de Lorca.

La situación estratégica de las tierras de Vera dentro del reino de Granada, llevó a Fernando El Católico en la primavera de 1488 a penetrar en la comarca en su avance para controlar el Reino. Sin serios intentos de resistencia, el alcalde de Vera, Malique Alabez, hace entrega de la Ciudad al Rey Fernando, el 10 de Junio de 1488. El ejército cristiano planta sus reales en las inmediaciones de Vera (conocido dicho lugar como El Real) y allí acudirán a prestar juramento de fidelidad los moros de las poblaciones de las comarca.
Vera quedó vinculada a la Corona como ciudad de realengo, y en 1494, los reyes Católicos concedieron los Fueros y Privilegios de la ciudad.

El 9 de Noviembre de 1518, un terremoto extraordinariamente violento devasta por completo la ciudad asentada sobre la colina del Espíritu Santo, quedando tan asolada que se reconstruye una ciudad nueva, en un llano cercano a la anterior. La nueva ciudad se edificó con planta cuadrada, cerrada con muros de tapial guarnecidos por ocho torres con almenas y troneras y comunicada con el exterior por dos puertas. En el centro se edificó la iglesia Parroquial que servía de fortaleza para defensa de los vecinos.

Los siglos XVI y XVII son tiempos difíciles para Vera. Las sublevaciones de los moriscos y las incursiones berberiscas provocan la inseguridad y las penurias en la región hasta la expulsión de los moriscos.

Los intentos de modernización y progreso durante el siglo XVIII, se traducen en Vera con la creación de la Sociedad de Amigos del País (la segunda que se crea en Andalucía y la cuarta en España), que trató de fomentar la industria popular, especialmente la manufacturación del esparto. No se consiguen los objetivos de desarrollo económico y, durante la primera mitad del S. XIX se viven tiempos de crisis debidos a las epidemias, la guerra contra los franceses y la posterior represión absolutista.

El descubrimiento del filón de plomo argentífero en Sierra Almagrera, así como la actividad minera desarrollada en los alrededores, llevará a un crecimiento económico muy importante en toda la comarca, acompañado de un gran incremento de la población. Destacando el empresario minero Ramón Orozco, impulsor de la minería en esta zona de Levante. A la pujanza minera le acompaña un importante desarrollo agrícola, siendo esta zona donde primero se introdujeron los cultivos de naranjos.

La crisis minera y el declive de la agricultura tradicional produjeron descenso de la población hasta los años 70, en que se comienza a desarrollar la actividad turística ante el gran atractivo de estas tierras para el relax y la calidad de vida, el carácter amable y hospitalidad de sus gentes, el legado patrimonial, cultural y monumental, así como, por su gastronomía, sus fiestas y su privilegiado clima durante todo el año.

Siglo XVIII. La Vera Ilustrada

El reformismo borbónico fue impotente para poner al país en el camino de la modernización y el progreso. Las Sociedades de Amigos del País fueron, a partir de Carlos III, las impulsoras de estos intentos renovadores. Vera tiene a gala ser la cuna de la segunda Sociedad que solicita la aprobación de sus estatutos en Andalucía y la cuarta de España. Sus estatutos se aprobaron el 10 de junio de 1776.

Desde un principio, la Sociedad contó con un elevado número de socios, clérigos y legos, que representaban no sólo a Vera, sino también a Vélez Rubio, Mojácar, Almería, Lorca, Vélez Blanco, Antas, Sorbas, Turre, Cuevas, Lubrín y Bédar. Se organizó en distintas comisiones que trabajaron para fomentar la industria popular, que se centraron en las posibilidades de la manufactura del esparto, la agricultura, el comercio, la educación, la beneficencia, la pesquería... Asimismo contó con el apoyo real imprescindible, que se plasmaría en la real orden de Carlos III, mandando a los Propios otorgar un préstamo de 30.000 reales en 1776, para reintegrarlos sin intereses en el plazo de seis años.

A los pocos años de su instalación, la actividad de la Sociedad empieza a decaer, sobre todo agobiados por la obligación de tener que devolver el préstamo a los Propios. Sin embargo, con un gran esfuerzo por parte de los ilustrados veratenses, la Sociedad logró vivir hasta 1808. En 1816 volverá a haber un intento de revivirla sobre bases nuevas, pero la Sociedad ya había llegado a su fin.


En la segunda mitad del siglo XVIII el reflejo de un crecimiento económico y demográfico resulta apreciable en el desarrollo urbanístico de la ciudad, tanto por el Norte como por el Sur. A finales de los años 60 se parcela una finca entre los caminos de Cuevas y Antas, teniendo como eje la Calle de la Zanja.

A finales de los años 80 será la zona del Barrio de Jesús, junto al Camino del Mar, la que se desarrollará para engrandecimiento del trazado urbano. En el hinterland rural también se aprecian progresos demográficos; es de estas fechas la gran ocupación humana de Sierra Cabrera, en la jurisdicción de Vera.

Siglo XX. De la decadencia al resurgimiento

A principios del siglo XX, la crisis minera y el declive de la agricultura tradicional, produjeron un aumento de la emigración, que como fenómeno generalizado llegó a extenderse hasta 1970. A finales del siglo XIX el destino de los emigrantes era Argelia y, a principios del siglo XX, Argentina y otros países americanos; en los años 50-60 Barcelona, Francia, Alemania y Suiza son receptores de la mayor parte de la población veratense.

Recientemente, en distintos puntos de la provincia, y Vera entre ellos, se perciben signos esperanzadores de desarrollo, de la mano del crecimiento del turismo, en unos casos, y de los progresos de la moderna agricultura intensiva, en otros. En los últimos años hemos visto crecer núcleos costeros de población importantes como Puerto Rey, Pueblo Laguna, Las Marinas o El Playazo. Asimismo la agricultura está viendo modernizar sus instalaciones en un intento de mejorar el aprovechamiento de un recurso imprescindible, y hasta ahora escaso, como es el agua. Las opciones de desarrollo parecen decantarse así hacia la potenciación del turismo y el crecimiento de una agricultura avanzada. Los progresos realizados en el terreno de las infraestructuras, construcción de la presa del Almanzora, de la autovía del Levante y el tren de alta velocidad (AVE), colocan a Vera y a la comarca en una interesante expectativa de desarrollo económico.


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