sábado, 2 de noviembre de 2024

Lúcar, El, 59º de los 103 pueblos de Almeria.

 Lúcar.  Por orden alfabético el 59º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Lúcar.

Villa situada en la Sierra de las Estancias, en su cara meridional, mirando hacia Almanzora y los Filabres.

Su origen radica en sus manantiales de agua, que aún hoy constituyen el atractivo más importante de este bonito y tranquilo pueblo, distinguible desde lejos por el antiguo reloj campanario que sobresale sobre el resto del pueblo. 

La Sierra de las Estancias, en su cara meridional, acoge a la villa de Lúcar, que al pie del cerro de San Marcos mira hacia el Almanzora y los Filabres en un marco de recogida belleza no exenta de misterio. Tal vez su toponimia sea el mejor referente de su origen, del latín lucus, bosque sagrado, selva. De hecho, Madoz en 1848 habla de que la Sierra de Lúcar, perteneciente al Marqués de Valmediano, «tiene pinos y monte bajo de combustible y carboneo».

Su heráldica, bellísima, nos muestra, como señala Navarro Gómez, «Un escudo partido. Primero de plata, un águila de sable. Segundo de oro, nueve árboles de sinople en tres fajas de tres árboles cada una. Timbrado de corona real cerrada». Añade el autor que el origen de los cuarteles está en las armas de Aguilar, Marqués de Villena.

En efecto, el 23 de julio de 1492, los Reyes Católicos cedían, entre otros lugares y villas, la de Lúcar al señor de la casa de Aguilar Alonso Fernández de Córdoba. La referencia de su toponimia encaja con esa tradición histórica de la Sierra de Lúcar, sierra de bosques, aunque hoy sea recuerdo de un paisaje de pinos, pero que conocieron una esplendorosa floresta hasta la época moderna, no en vano se documenta en el Libro de Apeos de 1571 su aprovechamiento forestal.

El origen de su poblamiento al amparo de sus fuentes y manantiales se pierde en el tiempo. Testimonios abundantes de la época romana de los Baños de Cela nos hablan de un ininterrumpido poblamiento desde las épocas prehistóricas.

No en vano el valle del Almanzora fue una ruta que articuló el Levante peninsular con el Occidente atlántico. Los censos más antiguos nos hablan de una ciudad murada de una sola puerta, en la que vivían en el siglo XVI, según lo recoge Tapia, 621 moriscos y 5 cristianos viejos.

Hoy el panorama demográfico no ha cambiado mucho. En el último censo de 1991 sólo cuenta con 780 habitantes. El transcurrir de la historia nos habla de una evolución demográfica en función de los avatares- económicos, pero siempre dentro de unos parámetros de modestia. Así, en el siglo XIX, el término de Lúcar acogía a 1.445 almas, que cien años más tarde serán 1.364, distribuidas entre el núcleo y los caseríos de Almaceta, Las Alquerías, Cela y el Pinar.

Solamente a partir de 1985 Lúcar conoce el retorno de los que se fueron y con ellos el inicio de una fase de poblamiento de los que desean olvidar un modelo de civilización urbana al que un día tuvieron que acogerse. Ellos han constituido uno de los capítulos más interesantes de la historia de Almería, de España y de América; son los Marín de Poveda, virrey de la Plata uno, pacificador de Chile otro, catedrático en Sucre un tercero.

BALSA DE CELA

Es un nacimiento de aguas termales situado en la barriada de Cela en el límite con el municipio de Tíjola y es sin duda uno de los atractivos naturales más destacados del Valle del Almanzora. Esta zona ha sido desde la prehistoria lugar de antiguos asentamientos y culturas. El nombre parece provenir del latín "Cella", monasterio, celda.

El lugar es una auténtica laguna natural famosa ya en época romana. La trascripción de una lápida encontrada en su entorno parece confirmarlo: "Voconia Avita, hija de Quinto, construyó a sus expensas y en su propio terreno unas termas para su comunidad Tagilitana. Inauguró éstas mismas tras haber ofrecido un banquete público y haber celebrado representaciones circenses. Y donó a la comunidad de Tagili dos mil quinientos denarios para la conservación de esta obra y el mantenimiento perpetuo de las termas".

Las aguas emergen de manera natural con un caudal constante de 42 litros por segundo y una temperatura que se mantiene en las distintas épocas del año entre 22 y 24 grados centígrados. Aunque antiguamente servía de abrevadero de ganado, estas aguas tienen propiedades medicinales para distintos tipos de enfermedades.

Las aguas de Cela riegan una rica vega y se reparten entre los municipios de Lúcar, Tíjola y Armuña. En la actualidad, la Balsa de Cela ha sido históricamente el lugar preferido para el baño por los habitantes de la comarca pasando de ser un refugio de ninfas a convertirse en la iniciativa turística más importante y visitada del Valle del Almanzora. La celebración de la Noche de San Juan con cientos de personas bañándose en la balsa es quizás uno de sus instantes más mágicos y evocadores.


LA SANTA

Se trata de la columna de una cruz de mármol blanco que sustituyó a otra cruz de madera de pino pintada con brea y conocida como la "Cruz Negra" y que se mandó hacer por existir allí una ermita a advocación de Nuestra Señora Santa Bárbara, según consta en la inscripción sita en la base de la misma.

Fue realizada en el año1636 en mármol blanco de Macael y contiene una inscripción: "Esta cruz mandó hacerla la villa de Lúcar a advocación de Nuestra Señora de Santa Bárbara siendo comisarios el licenciado Lucas Fernández Romacho Beneficiado por su Majestad y Vicario de la dicha villa y Luis de Mesas y Juan García Romero Alcaldes y Lorente Resina y Simón Portaz Romero Regidores". La advocación a Santa Bárbara, patrona de los mineros, puede estar puesta en relación con la explotación histórica de las minas de talco o "jaboncillo" como son conocidas. Una de las tradiciones relacionadas con la ermita es la de que Los soldados que marchaban a batallar y más tarde los quintos se encomendaban a Santa Bárbara y hacían la despedida y el regreso en esa cruz.

Actualmente y por la especial belleza y vistas del lugar, se ha acondicionado como espacio escénico en forma de anfiteatro. La belleza de la columna y del entorno es tal que se ha convertido en uno de los símbolos identitarios de la localidad, siendo utilizada como imagen institucional.

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