jueves, 14 de noviembre de 2024

Níjar, El, 65º de los 103 pueblos de Almeria.

 Níjar.  Por orden alfabético el 65º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Níjar.

El municipio de Ní­jar, uno de los más extensos de España, se extiende desde la Sierra Alhamilla hasta el Cabo de Gata, con una distancia en lí­nea recta de 25 Km, lo que da idea de la superficie que abarca y de la diversidad y variedad de zonas de interés que posee para el visitante.

El pueblo está situado al pie de la sierra, formando un conjunto urbano de gran atractivo, por su conservada estructura de origen árabe, laberí­ntica y estrecha, por la blancura de sus casas, por su iglesia mudéjar, por su artesaní­a, por la amabilidad de sus gentes.

Sin embargo, lo más importante de este municipio se encuentra en el Parque Natural Cabo de Gata-Ní­jar, primer espacio protegido andaluz terrestre-marí­timo que comprende espacios y paisajes únicos: las únicas montañas de origen volcánico de la pení­nsula; la franja costera con sus dunas, playas y salinas, verdadero espectáculo natural; y por último la milla de mar protegida cuyos fondos son de una gran riqueza.

A lo que hay que añadir los lugares y rincones de gran valor antropológico, como las Minas de Rodalquilar, el Pozo de los Frailes, el Cortijo del Fraile, San José, Las Negras, etc.

Historia

La más antigua referencia humana de la comarca se ha encontrado en los Escullos, donde restos de talla en piedra nos remontan al periodo Mesolítico, hace 10.000 años y, aún más allá, hasta el Paleolítico. Pero es en el Neolítico final en la Edad del Cobre (3000-2000 a.d.C.) cuando se producen los primeros asentamientos colectivos de importancia, pertenecientes a la “Cultura de los Millares” (2500-1800 a.d.C.) y, ya en plena Edad del Bronce, a la “Cultura del Argar” (1800-1300 a.d.C.).

Estos pobladores se instalaron cerca de las minas, abundantes en la zona, en emplazamientos naturales donde encontraban agua y abrigo. Ambas culturas están hoy consideradas entre las más interesantes de Europa Occidental para el estudio del periodo inicial de la metalurgia. Su decadencia se produce durante el Bronce final (1000-800 a.d.C.), cuando Tartessos en la desembocadura del Guadalquivir toman el relevo cultural de Occidente.

La cultura de los Millares

En el Barranquete se halla la necrópolis más importante de la comarca con once enterramientos en Tholos excavados, datados en el año 2330 a. De C.. Era un pueblo megalítico capaz de desarrollar costumbres complejas basadas fundamentalmente en la industria del sílex y en la economía agrícola, introduciendo la importante novedad de la extracción y manipulación del cobre, convirtiéndose en cultura puente hacia la edad de los metales. El uso de la piedra mampuesta en murallas, fortines y enterramientos tumulares, la cerámica, decorada con motivos solares, los objetos de influencia oriental hallados en las tumbas y la explotación de los recursos mineros, caracterizan a estos primeros pobladores.

En Níjar hallamos restos de esta cultura en la necrópolis de El Barranquete, en el yacimiento de El Tarajal y el de Amarguilla (cerro de las palomas) al Este de la barriada. También hallamos vestigios en los Escullos y cerca de Los Genoveses y, ya en Sierra Alhamilla, en el recinto de Inox, en los Cerricos, al sureste de la Villa y en el Tejar (La Tejera) entre la villa de Níjar y la Granatilla.

La ocupación romana

El desembarco de Roma en Ampurias (Gerona), en el año 218 a. De C., supondría el final del mundo cartaginés, llevando al Mediterráneo a un destino común: la unificación romana. Abundan los restos materiales de la época: cepos y ánforas en el Cabo de Gata y playas de San José, Cala Higuera, Escullos y Rodalquilar; villas, fábricas de salazón, enterramientos y restos de calzada romana y obras hidráulicas.

La ocupación tardó 150 años en consolidarse, coincidiendo con la paz de Augusto. Hasta entonces, el interés de Roma giró en torno a la metalurgia en el Sudeste y en Níjar al oro de Rodalquilar, la actividad pesquera y las salinas. Los aljibes fueron realizados para el cultivo local y para abastecerse en las rutas hacia el interior.

El Islam

Durante el año 711 y hasta 1492, Andalucía, será una sociedad árabe, con fases de dominio militar y cultural muy diferenciados. Del 711 al 755 se vivió en la región un periodo de inestabilidad que acabó con la llegada del emir Abd-al-Rahman Y “el Emigrado” (756-788). Este ordena construir una torre vigía en la Chanca, sobre el actual puerto de Almería, y capta el apoyo de los Banú Hasán, tribu de yemeníes: la antigua Urci visigótica se convierte ahora en Urs-al-Yaman, “Urci de los yemeníes”, con capital en Pechina, al Norte del Almería.

Abderramán II (822-852) amplio el puerto con la construcción de un arsenal, en la llamada “guerra de la Hoja de la Parra”, conflicto nacido en Lorca entre árabes del Norte y tribus Yemeníes, desterró a estos últimos que se instalaron con sus hermanos en Pechina. Entre los años 840 y 861, los constantes ataques normandos animaron al emir Omeya a construir fortalezas defensivas en la costa. La primera y más famosa se situó en Qabit Bani Aswad (Cabo de Gata), probablemente en la Fabriquilla. Este ribat (fortaleza de vida mística y querrera), hoy desaparecido, será la primera construcción comunal islámica de importancia en la comarca de Níjar. Junto al ribat de la Chanca, sirvió para afianzar el florecimiento de la provincia. Su defensa se confió a la familia de los Banú Sirach (“los hijos del sillero”), conocidos posteriormente como los Abencerrajes, quienes compartían con judios, muladíes (conversos al islam) y mozárabes el control del valle de Pechina.

Al final del gobierno de Muhammad I (852-886) se produce la llegada de “los Marinos mozárabes y muladíes españoles que habían huido de Cartagena, en la Cora de Tudmir (Murcia). Pasados los conflictos iniciales de convivencia, ambos grupos pactaron el nacimiento de la República marítima y comercial de Pechina, independiente de la Cora de Elvira (Granada) y hermanada con Túnez y El Magreb para el control del Mar de Alborán. Se centralizó la actividad en el fondeadero de la Chanca, comerciándose con esclavos, artesanía, productos agrícolas y tejidos; es la floreciente época de La Seda. Los árabes de Elvira atacaron Pechina en represalia, solicitando protección a Córdoba a cambio de vasallaje.

El emir Abd-Alláh (888-912) accede a incorporar Pechina al gobierno central Omeya, creando la Cora de Bayyana. Se fortificó Marchena y La Chanca en torno a Al-Mariyat (traducido por unos como “torre vigía” y por otros como “La del mar de espejo”) y toda la zona desde Alhama hasta Níjar por la costa y al Norte hasta Purchena, creando un total de veinte plazas fortificadas, dándose aquí y ahora la orden de fundación de Níjar sobre las ruinas de un remoto pasado.

El siglo XVIII. Los castillos

A partir del año 1600, el hábitat de la comarca fue configurado de forma definitiva por los asaltos de los bereberes y piratas desde la costa, por fuertes y frecuentes terremotos, plagas de langosta, peste y los inmensos rebaños (hasta 600.000 cabezas de ganado) de las oligarquías ganaderas de Granada y Baza. (la Mesta, heredera de las rutas de trashumancia nazaríes) que venían a pastar en la comarca, colaborando en la desertización del paisaje.

A mediados de s. XVIII Carlos III promulga el reglamento de defensa de la costa.

Existían, desde la expulsión de los moriscos, fuertes (San Pedro y San Ramón en Rodalquilar) que contaron con guarnición y varias torres que, desatendidas por inseguras, no sirvieron para estabilizar la región. Antes de finalizar el siglo, se restauran y construyen otros nuevos como el castillo de San Felipe en los Escullos (1771); el de San José, del que hoy sólo quedan los cimientos; San Ramón, en el Playazo de Rodalquilar, y San Francisco de Paula, en el Cabo de Gata (desmantelado). Hasta este momento los asaltos de piratas y desembarcos de naves africanas tuvieron en vilo a la Compañía de Milicia urbana de Níjar, que atendía desde la Torre de Mesa Roldán hasta la de la Vela Blanca y el Castillo de San Francisco de Paula en Cabo de Gata. La mejora proporcionada por este sistema favoreció la consolidación de núcleos de población como Fernán Pérez, Pozo de los Frailes, Escullos, Cala Higuera y los pescadores de la Almadraba de Cabo de Gata, inaugurándose un nuevo esquema de hábitat ajeno al modelo heredado de la etapa islámica. En la última década del siglo se crea el Marquesado de Campohermoso. Desde ahora y hasta mediados del XIX la ganadería y el secano cerealista, la pequeña propiedad y la dispersión parcelar se adueñaron de la comarca, generándose un aumento de la población.



Atalaya de Níjar

La Atalaya de Níjar es una pequeña edificación de tipo fortaleza o castillo roquero, datada de 1574, y se trata del único elemento emergente de la antigua fortaleza árabe. Algunos fragmentos de las murallas son visibles alrededor de la torre y que se cree que fueron construidos para defenderse de las incursiones de corsarios y bereberes.

La torre está construida en mampostería, y tiene planta circular con la base más ancha que la parte superior. Además, cuenta con dos ventanas a las que era imposible tener acceso desde el exterior y sí con una escala desde el interior, que era retirada cuando entraban los guardas por medidas de seguridad.

Desde la Atalaya se puede observar una gran panorámica de la Villa de Níjar y también del Cabo de Gata.

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