martes, 19 de noviembre de 2024

Oria, El, 69º de los 103 pueblos de Almeria.

 Oria.  Por orden alfabético el 69º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Oria.

La Villa de Oria está situada en la zona norte de la Comarca del Valle del Almanzora. Con una extensión de 235 kilómetro cuadrados de superficie, Oria es el octavo pueblo en extensión de la provincia. En la actualidad cuenta con 3.100 habitantes, si bien en años anteriores a la Guerra Civil llegó a alcanzar los seis mil.

Tiene una altitud de 1022 metros, lo que propicia que en días muy despejados pueda verse el mar. Está rodeada por los municipios de Chirivel, Partaloa, Albox, Campillo de Purchena, Olula del Río, Finés, Lúcar y Somontín. En su parte noroeste limita con Cúllar, de la provincia de Granada, con la que siempre ha tenido contactos comerciales, sobre todo de la cerámica granadina, muy apreciada por los orialeños.

El clima es Mediterraneo, en invierno las temperaturas descienden incluso por debajo de los ceros grados, lo que da ocasión para bonitas estampas de nuestro pueblo bajo la nieve. Otra de las características son los vientos que se soplan con frecuencia durante todo el invierno. Paulatinamente van subiendo las temperaturas hasta los meses estivales en los que se llega a una media de 27 grados, en los que se puede disfrutar de noches frescas, ya que desde el atardecer las temperaturas descienden.

Historia.

Los orígenes de Oria se remontan al año 3.000 A. C., cuando una oleada de emigrantes que ya conocían el cobre, se asentaron en las desembocaduras de los ríos Antas y Almanzora. Pronto ascendieron estos cauces estableciéndose por estos territorios. Provenían del Septentrión africano y eran una mezcla de los primitivos pobladores de este sector con los saharauis que se habían visto obligados a emigrar al desecarse el Sáhara. Estos hombres, asentados por nuestras tierras, se dedican a la agricultura y materia ganadera, introducen el "Onagro" (asno africano), y se dedican a la explotación del cobre, encontrando en la Rambla de Oria algunas vetas. Para sus adornos utilizan conchas, huesos, piedras y ámbar.

Sobre el año 2.200 A. C. se detecta en el valle un encuentro violentísimo, se trata del regreso de los megalíticos, portadores de un vaso campaniforme de gran perfección; luchan contra los mineros del Almanzora, que sobreviven en algunos poblados gracias al cobre. Algunos de estos conviven con los megalíticos, otros no soportando la derrota emigran a sus tierras de Cataluña.

En la Rambla de Oria se encuentra el poblado de El Picacho, pertenece a la época argárica y se alza en la margen izquierda de la Rambla de Oria, en la zona en que esta se estrecha por el Norte formando las Bocas de Oria y se ensancha por el Sur para formar los Llanos. El Picacho se eleva 900 m. sobre el ni vel del mar, se orienta de Norte a Este, es inaccesible por el costado que mira al Oeste y cae cortado a pico sobre la Rambla, y domina la entrada del referido desfiladero de las Bocas de Oria. Todo el material cerámico encontrado aquí se caracteriza por su pasta hecha a mano con desgrasante de mica y cuarzo y por carecer, de decoración.

También se ha encontrado otro asentamiento de la época argárica dentro del término de Oria, en la Cortijada conocida como el Villar, en un cerro que se conoce como "El Castellón", ya que hay también unas ruinas de una fortaleza árabe. En definitiva, en El Castellón ha estado asentado todo lo prehistórico y lo protohistórico, y lo histórico anterior a la dominacion cristiana.

A finales del siglo XV, en junio de 1492, los Reyes Católicos cedieron los territorios de Oria y sus derechos a don Juan Chacón, yerno que fue del adelantado don Pedro Fajardo de Quesada. Tras la muerte de don Juan en 1503, Oria pasó a su segunda esposa, Doña Inés Manrique, quien la vendió en 1515 a Pedro Fajardo, primer marqués de los Vélez.

Esta villa era pobre y su tierra estéril, no se podía recoger ni aceite ni cera. La rebelión morisca de finales del siglo XVI también tuvo como escenario la Cuenca del Almanzora; así en Oria el Maleh formó una cuadrilla de 150 hombres, bajo el mando de Sebastián Elquagaci, y la mandó para provocar el levantamiento de los pueblos cercanos. Especialmente dramática fue la actuación realizada en Albox, donde mataron a 40 cristianos viejos, apresaron a 13 mujeres y a dos jóvenes, y saquearon sus casas.

Aparte de las bellas perspectivas sobre el valle y la sierra, Oria ofrece al visitante el interés histórico de su basílica de la Merced, la iglesia de la Sagrada Familia (siglo XVI) y el Caserío de los Cerricos. Se dice que fue en Oria donde se construyó el primer templo parroquial de la zona, correspondiendo éste a la iglesia de San Gregorio Ostiense.


Oria cuenta con un rico patrimonio cultural, localizado tanto en el núcleo principal como en las barriadas:

La Basílica de nuestra Señora de las Mercedes es uno de los edificios más emblemáticos de nuestro municipio. Se inició su construcción en 1767 por mandato del X Marqués de los Vélez, terminándose en 1779 bajo el marquesado de su hijo.

Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1999, lo que la dota del mayor grado de protección patrimonial, recientemente se han restaurado las decoraciones pictóricas del interior, esto unido a las restauraciones realizadas en 1992, ha dado como resultado una recuperación integral de los valores artísticos del edificio, consolidándose como uno de los edificios más representativos del Barroco almeriense.

Dentro de Oria se encuentran otras dos construcciones religiosas: la Ermita Vieja y la Ermita de San Gregorio, patrón del municipio. La Ermita Vieja se erigió sobre restos de la antigua mezquita, en el siglo XVI. La Ermita de San Gregorio, ubicada en la salida de Oria a Cúllar, pertenece al siglo XVII, destacando el estilo mudéjar.

En la pedanía de los Cerricos se encuentra la Iglesia de San Bartolomé, un edificio del siglo XIX. Del mismo periodo y estilo es la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de la Rambla de Oria.

De la época árabe se conservan varias torres vigías. Las mejores conservadas son las ubicadas en la Rambla de Oria y en la barriada del Villar. En las inmediaciones del Villar también se encuentran los restos del Castillo de la Balsa Vieja y el Fuerte de Olías. Esta última construcción conserva varios lienzos de muralla almenada. De este mismo periodo son los restos de la alcazaba, actualmente ha sido acondicionado el enclave en el que se sitúan, facilitando el acceso y construyendo un mirador.

Se conservan importantes testimonios de arquitectura tradicional destacando los molinos harineros, de los que quedan numerosos ejemplos. La Casa de la Tercia, del siglo XVIII es un testimonio de la época en que Oria perteneció al marquesado de los Vélez.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Olula del Río, El, 68º de los 103 pueblos de Almeria.

 Olula del Río.  Por orden alfabético el 68º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Olula del Río.

Población situada en el valle del Almanzora, dentro de la llamada comarca del mármol, pues su actividad económica fundamental está en la industria de extracción y transformación de este preciado material.

Gracias a ésta ha adquirido cierta prosperidad económica, que se traduce en la imagen y cuidado del pueblo, en el que destaca la Iglesia de S. Sebastián como monumento más importante.

Historia

Los primeros vestigios del pasado habitado que encontramos en el término corresponden al Neolítico y período del Cobre, y se localizan numerosos restos al pie de la sierra de Olula, destacando el yacimiento de la cueva de Humosa, pero la realidad histórica se inicia con los árabes, de cuya época quedan suficientes vestigios en modelos de construcción, urbanismo, torreones y un aljibe; el poblado primitivo de Olula se encuentra asentado sobre el margen derecho del río, en un lugar escarpado de fácil defensa sobre una roca que le sirve de base, la Piedra Ver de Olula, considerada como un símbolo de la localidad. H. de Jorquera decía (en Lentisco): «En sitio deleitoso y agradable para la vista y con buena fortaleça, en dicho valle del Almançora, está la villa de Oluia a quien las aguas del río la fructifican, con que abunda de todo mantenimiento siendo su cría de seda muy buena, frutas y legumbres. Habítanla cien vecinos con una parroquia diócesis de Almería: su fundación no consta...»

En 1488, durante la conquista de Almería por los Reyes Católicos, se producen las capitulaciones de los lugares del río Almanzora y Sierra de los Filabres y a continuación Purchena, Urracal y Olula del Río son entregados en señorío a Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, permaneciendo en su poder hasta 1560, en que pasan a ser tierras propiedad de la Corona, pero vendidas posteriormente a Miguel Serrano, hombre que se distinguió por la pacificación en la revuelta de los moriscos.

Al morir, pasa la posesión a su hijo Andrés Serrano, hasta que en el siglo XVIII el nuevo propietario del señorío es don Diego Manuel Mesía y Serrano. En la época de la conquista, según Cristina Segura, había huertas donde se cultivaban frutales variados, olivos y parrales y algo de cereal. El moral era el árbol que más aportaba a la economía de los Filabres, por la gran dedicación de sus gentes a la cría del gusano de seda, obteniéndose buenos beneficios.

Los marineros genoveses al comercializar la seda fueron los grandes beneficiados; el ganado vacuno era escaso y algo más numeroso el lanar y el cabrío, siendo famosas en Almería las salinas de Adra, las minas de plomo de Berja y las canteras de Mármol de Macael.

Algunos de los moriscos expulsados que no querían abandonar sus casas o tierras, dice Cabrillana, que se transformaron en bandoleros sádicos y refinados de la sierra. Encontraron en la rebelión la ocasión deseada para vengar todos los sufrimientos soportados y agrupados en torno al Gorri o el Ramí; realizaron sus actuaciones por el Valle del Almanzora y el río de Almería, y estos monfíes complicaron la vida a sus habitantes y participaron en acuchillamientos, quema de cristianos, incendio de los templos y robos continuos en la zona de Purchena-Olula

La ofensiva cristiana al frente del Marqués de los Vélez, que reunió en Vélez Blanco el 2 de enero de 1569 numerosos soldados, infantes y caballeros de distintos pueblos y, atravesando por Olula el valle del Almanzora y superando el murallón de los Filabres llegó a la villa de Tabernas en su camino hacia el valle del Andarax. Cuando don Juan llegaba a estas villas, los moriscos, aprovechando la noche, la abandonaban.
Así, por ejemplo Tíjola fue conquistada el 25 de marzo de 1570, pero sólo encontraron en el pueblo a las mujeres y a algunos hombres enfermos; esa misma táctica utilizaron los moriscos de Cantoria y los pueblos limítrofes. 

Con don Juan de Austria se intensifica el enfrentamiento, y en el alto Almanzora los moriscos, desde los cerros, observaban el movimiento de las tropas sin presentar batalla y con ahumadas avisaban a los vecinos de Purchena, Olula, Tíjola y otros pueblos del Almanzora. Durante la sublevación de los moriscos en Olula apareció una resistencia a la idea revolucionaria, que es fácilmente explicable debido a que los moriscos llevaban mucho tiempo viviendo en armonía con los cristianos y compartían algunas tradiciones y métodos de producción. No todos los moriscos de Olula se dedicaban a la actividad agrícola, había un grupo dedicado a los oficios de trajinería (molinería, transporte y mercadería de la seda...).

Desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el primer tercio del siglo XX, es un pueblo eminentemente agrícola y ganadero, pero evolucionando hacia un núcleo de población industrial, laboriosa, dinámica y con mucho futuro. A partir de los años cincuenta se produce el despegue industrial, acogiendo posteriormente gran cantidad de inmigrantes de los pueblos circundantes, pasando su población de 1.800 habitantes censados en 1939, a los cerca de 7.000 que existen en la actualidad.

Olula de Castro, El, 67º de los 103 pueblos de Almeria.

 Olula de Castro.  Por orden alfabético el 67º de los 103 de la provincia de Almería.

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En mi reto de hacer los 103 pueblos de Almería en bici, hoy Olula de Castro.

Pueblo situado en la solana de la Sierra de los Filabres, formado por un grupo de casas blancas con tejados de pizarra y escalonadas entre olivos y almendros.

Historia

Los orígenes de las gentes de Olula se sitúan, de igual modo que todos los pueblos de la Sierra, en la época prehistórica, de la que quedan algunos grabados en la roca del Huerto del Moro o de los Rodeos y en la que llegaron a estas zonas hombres procedentes del Norte de Africa que convivieron con los que seguían habitando cuevas en nuestra tierra.
De la misma manera que en la Prehistoria llegaron hombres procedentes de Africa, en los últimos años del siglo VII o primeros del VIII los beréberes muy romanizados y cristianos, llamados yarawás, al mando de la reina La Kahima se establecieron en nuestra Sierra de Filabres y en ella convivieron a lo largo de varios siglos dándoles su impronta a las poblaciones de los pueblos filabreños.

Tanto Castro como Olula de Castro son topónimos latinos que bien pudieron estar relacionados con los campamentos de la reina africana. Por ello los vecinos de la Sierra de Filabres, durante la Alta Edad Media, eran mozárabes que se vincularon a Alfonso VII el Batallador cuando conquistó Almería y se marcharon con él para repoblar el valle del Ebro recientemente conquistado.
El vacío demográfico originado en los pueblos de la Sierra es cubierto por nuevas tribus beréberes islamizadas que trajeron almorávides y almohades, dando lugar a la construcción de una veintena de aldeas, cuyos nombres llegaron hasta el final del siglo XVI y nos los han conservado los cronistas de los Reyes Católicos y algunos documentos del siglo XVI.
La mayoría de los topónimos de Olula proceden de la época moderna, gracias a los repobladores. Aparecen en el Censo de Ensenada, confeccionado a mediados del siglo XVIII. Entre ellos se recogen los pagos de la Carrera, de las Nogueras, de los Chaparrillos, de los Morales, de la Umbría y del Molinillo.
Tras la conquista de Almería y la zona de los Filabres por los Reyes Católicos, Olula fue cedida al señorío territorial del Duque del Infantado junto a Castro y Uleila del Campo.
Castro pasó más tarde a los herederos de Don Enrique Enríquez, mientras que Olula y Uleila del Campo se mantuvieron bajo el señorío del Duque de Francavilla (ducado del Infantado). Los pagos en tercias que Olula de Castro enviaba al Duque del Infantado en el siglo XVIII eran de 1.850 reales.
Desde el punto de vista eclesiástico, Olula fue un anejo de la parroquia de Castro desde 1505 hasta 1782 en que se procedió a la reforma administrativa de la diócesis de Almería por el obispo Fray Anselmo Rodríguez y se le concedió parroquia propia.

A mediados del siglo XVIII la iglesia recogía de Olula de Castro unos 1.255 reales en concepto de diezmos. En Olula hubo una hermandad de Nuestra Señora del Patrocinio, de igual manera que en otros pueblos de los Filabres proliferaron las hermandades. Entre 1505 y 1568 la población de Olula de Castro es totalmente morisca.

Cuando en las Navidades de 1568 se rebelan los moriscos de la Alpujarra, se alzaron también los de Gérgal e intentaron levantar a los moriscos de los Filabres, quienes inicialmente se mantuvieron en paz, pero más tarde participaron en la rebelión. Más de la mitad de los moriscos que vivían en los pueblos de los Filabres murieron en los combates, de hambre o por las enfermedades.
A partir de 1573 se inició una lenta repoblación de los pueblos de los Filabres y Olula es de las zonas que más tarde se pobló. Por los datos que disponemos, a Olula de Castro llegaron diez repobladores, a los que se repartieron tierras para que pudieran vivir.
 

Tierras por las que pagaban de censo unos 3.164 maravedís. A finales del siglo XVI tan sólo quedaban cinco vecinos, siete casas estaban en buen estado y las haciendas se cultivaban de una manera razonable.
Después de la repoblación, la Sierra de los Filabres entra en un profundo aislamiento, y sus vecinos se afanan en la labor diaria de arrancar a la tierra el pedazo de pan que vinieron buscando en el último tercio del siglo XVI. El fruto de sus trabajos queda recogido 150 años más tarde en el Censo de Ensenada de 1752.
Olula de Castro seguía perteneciendo al señorío del Duque del Infantado a mediados del siglo XVIII y estaba habitado por 228 personas, de las cuales 15 eran labradores propietarios, 29 jornaleros que ingresaban un real al día y 5 eran pobres de solemnidad.
En estas fechas el pueblo había crecido y había 56 casas, dos molinos harineros y una taberna. La iglesia tenia cura propio, que ganaba 556 reales al año y disponía también de un beneficiado. El ducado del Infantado recibía 1.850 reales de las tercias de Olula de Castro.
Los habitantes de Olula se dedicaban a la agricultura y a la ganadería, poniendo en producción unos 407 celemines de tierra de regadío y cultivando en secano unas 692 fanegas de tierra. Los rebaños de ovejas y de cabras eran numerosos, aprovechándose de los importantes pastos de la sierra.

La población de Olula de Castro fue creciendo hasta alcanzar unos 727 habitantes a principios del siglo XX, y posteriormente descendió a cerca de 500 en el censo de 1940 y a poco más de 300 en 1981. Algunas de sus cortijadas y caseríos han desaparecido, como El Tallón Alto, que en 1950 tenía cuatro casas y 24 habitantes, y del Tallón Bajo sólo quedan algunas casas que están habitadas a temporadas.
El fenómeno de la emigración ha golpeado duramente a este singular pueblo de la Sierra de los Filabres. Sus gentes han tenido que tomar el camino de la emigración a la capital y a otras regiones españolas buscando el pan que a veces la propia tierra les niega. En estos momentos el censo de habitantes ha descendido a cerca de 200 personas, observándose un predominio de gente mayor, pues la gente joven por termino medio está trabajando y viviendo fuera del pueblo.