Historia y naturaleza juntas.
Aunque con algunas variantes por gustarme mas así, hoy hemos realizado el sendero SL 192 de las Menas, con mi amigo Gomez.
Poniendo en contesto este lugar podríamos hacer un poco de historia.
Ahora, ya restaurado se ha convertido en Hotel-Restaurante y después en abandono pero recuperando a
sí un edificio tan emblemático en la vida del Poblado Minero.Los pabellones ya restaurados y convertidos en Hotel, en el mismo núcleo del Poblado Las Menas, se encuentran justo al lado pero también en abandono.
Me dirijo subiendo la cuesta hasta el centro de interpretación, la Junta de Andalucía restauro y equipo, para su apertura al público, la antigua Casa del Director del poblado minero de Las Menas para convertirla en Centro de Interpretación de la Minería hace algo más de unos años.
La Delegación Territorial ha puesto a disposición de este Ayuntamiento la planta superior del centro, que ha sido complementada con la instalación actual de una exposición. Concretamente se ha incorporado al centro la Exposición “Las Menas. Una mirada al mundo minero (1915-1968). Fondo fotográfico Emilio Herrero”, y el documental “Las luces del carburo”, con testimonios y memorias mineras, de 35 minutos de duración.


Cable del Manzano
Los cables (funiculares) constituyen la palanca de arranque de la explotación minera dada la dificultad que suponía dar salida a los minerales debido a la orografía, distancia, altura y aislamiento de la zona.
De los diversos proyectos que tenían las empresas, tomó la iniciativa la empresa "The Bacares Iron One Mines" (Los Ingleses) y montó el primer cable en la vertiente del Almanzora, relativamente cerca de la estación de ferrocarril. Se llamaba 'cable del Manzano'. Tenía una longitud de 10477 m., dividido en varias secciones. La primera se iniciaba en la estación de ferrocarril de Serón hasta Las Lomillas, con una longitud de 1848 m. La segunda, desde Las Lomillas al Empalme, de 2.460 m. de longitud. Y la tercera, desde el Empalme al Manzano, de 1.400 m. de longitud. Del Empalme nacían tres ramales: 1º a La Leona, 1925 m., 2º a Sta. Catalina, 234 m., 3º a Las Pastora, Tachuela, Menas, 2610 m.
La estación de término 'El Manzano' recibía todo el mineral de las minas, donde no llegaba el cable. Unas eran de la misma empresa; otras de empresas almerienses, como Mi Luisa, Sta. Cruz, La Invencible, … Este traslado se hacía por medio de caballerías.


cubrir las reparaciones que se presentaban, mantener las instalaciones de una explotación de gran envergadura, tanto en el interior como en el exterior ya que entonces las comunicaciones no eran fáciles ni rápidas y cualquier contratiempo, si no estaban en condiciones de afrontarlo, les hubiese supuesto meses de inactividad y de pérdidas económicas. El personal, en su mayor parte, eran residentes y nativos de Menas. Predominaba la gente joven. Dependientes del taller había otros equipos de hombres que prestaban sus servicios en otros centros pero que tenían relación con la mecánica, como eran los destinados al "Diesel", situados frente al taller, consistente en un grupo de producción de energía eléctrica, formados por dos semifijas de W1f de 200 H.P. que accionaban alternadores de 150 kilovatios-amperios, a 250 voltios.
Otro grupo estaba en los "Compresores", situado en Los Cortijillos, donde había cuatro motores de explosión de 28 H.P. para el accionamiento de alternadores y compresores destinados a la producción de aire comprimido, que por tubería era llevado a donde se encontraban trabajando los martillos de perforación.
Y por último, la brigada de reparto, cuya misión era repartir por las casas la leña para la calefacción hogareña, recibir y conducir a su destino el material que llegaba por el cable a la estación de Ramalillo y acudir como refuerzo a las emergencias que se presentasen en cualquier trabajo de la empresa. La jornada duraba desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde, con una hora intermedia libre para la comida. En la estación de Los Canos, Intermedia, Cortijuelo, contaban con otros talleres de características parecidas, pero de dimensiones más reducidas.
Por entonces Manzano trabajaba en el economato y Cabrera en las oficinas, pero a ambos el espíritu emprendedor (o el exceso de inquietud) los había llevado años antes a colaborar en diversos negocios, como por ejemplo en montar los puestos de bebidas de las fiestas de la Loma o en la venta a domicilio de libros y novelas por entregas. Para las fiestas de Santa Bárbara del año 1958, los dos amigos, asociados con Nicolás “el Casinero”, consiguieron que Don Renato, el director de las minas, les adjudicara la organización de la verbena, el bar al aire libre y los fuegos artificiales. Pero ellos, especialmente Manzano y Cabrera, le propusieron que les encargase además la organización de una corrida de toros que saldría en los papeles… Y tal vez porque algunas variedades de locura son contagiosas, aquel holandés tan alto y sensato, solitario aficionado a las maquetas de trenes, se dejó convencer y les adelantó una cantidad de dinero para los gastos.
A partir de ahí, en un tiempo récord, mientras el Casinero se dedicaba a la intendencia de la verbena, Manzano y Cabrera localizaron un espacio con forma de anfiteatro natural más allá del Caño 2, junto a la carretera de salida hacia Bacares y allí, después de su horario de trabajo y con la ayuda de algunos mineros a los que pagaban por horas, fueron construyendo la plaza: un semicírculo de gradas de piedra con capacidad para 500 personas y un anillo de cemento y piedra con burladeros de madera. Acabaron casi con el tiempo justo, gracias a que la mayor parte de los trabajos de carpintería y cerrajería fueron asumidos directamente por los talleres de la Compañía.
Como el presupuesto no daba para mucho, Manzano viajó a Linares (su ciudad de nacimiento) y contrató de favor a Diego Córdoba, un novillero de cierto renombre amigo suyo, para que matase él solo dos novillos, que fueron seleccionados entre los más baratos de la ganadería de Primitivo Valdeolivas, también de Linares. Diego Córdoba era un novillero bastante conocido en toda España desde principios de los años 50, y que en su momento prometía, aunque cuando vino a las Menas aún no había tomado la alternativa y tal vez ya estaba entrando en un momento de declive.
Los carteles se editaron en Almería, aunque se imprimieron poco más de una docena, para poner dos o tres en Menas y el resto en los pueblos de los alrededores (Serón, Tíjola, Purchena…). Al parecer, la edición del cartel provocó un pequeño conflicto con el alcalde de Serón, pues a los responsables de redactarlo “se les olvidó” incluir el nombre del municipio del que, al fin y al cabo, las Menas formaban parte.
El evento causó en toda la comarca gran expectación, y el 18 de julio el lleno fue completo. Pero la corrida no salió tan bien como Manzano y Cabrera (y por supuesto el novillero y su cuadrilla) hubieran deseado. Los novillos, aunque baratos (o quizás por ello), estaban algo pasados de peso y resultaron además de toreo incómodo. Para mayor desgracia, Diego Córdoba tuvo una pésima tarde y ya en el primero, a la hora de matar, pinchó en hueso infinidad de veces y le tomó miedo, hasta el punto de que la guardia civil amenazó con intervenir con armas más eficaces. No obstante, aunque después se haya extendido la idea de que efectivamente lo hicieron, según el testimonio del propio Manzano la realidad no fue esa, sino que los dos toros fueron matados por los toreros, aunque tuvieron que probar suerte todos los de la cuadrilla, incluso un chavalillo de 11 años que se llamaba Palomo Linares.
A pesar del escaso éxito taurino, el público se fue al parecer contento, quizás consciente de haber asistido a un hecho histórico.
Y no solo histórico, sino único, pues cuando se acabaron las fiestas y los tres socios hicieron balance resultó que habían perdido unas 6000 pesetas, circunstancia que les quitó inmediatamente las ganar de volver a repetir en años posteriores. Cuando acudieron al Director, con la esperanza de que la Compañía asumiera las pérdidas, el buen holandés les dijo que no se preocuparan, que ya lo irían pagando poco a poco, a razón de 50 pesetas mensuales que les serían descontadas del sueldo durante casi dos años.
Hubo, no obstante, una segunda corrida en la plaza de las Menas, organizada pocas semanas después a rebufo del éxito de público de la primera. La trajo el apoderado de Diego Córdoba, que consiguió el permiso de la Dirección y la renuncia de los chafados primeros promotores. Pero sea porque la novedad ya no era tal o porque no existía el tirón de las fiestas de Santa Bárbara, tuvo poco éxito y nunca más se repitió…
Presenta una intensa historia, marcada por los destrozos y expolios sufridos desde su construcción.Durante los muchos deterioros y actos de destrucción que sufrieron los edificios religiosos durante guerra se dañaron partes como la puerta de entrada y su imagen, Santa Bárbara, que quedó totalmente destruida. Posteriormente y tras el esfuerzo de muchos vecinos, se encargó de nuevo otro icono que se realizó en madera maciza.
A finales de 1959, siendo director el holandés D. Miguel Kramer, un huracán derribó parte de su torre, siendo reconstruida por los trabajadores Luis Manchón, Antonio Pelegrín y Emilio Herrero.
Cerradas las minas en 1968, la imagen quedó en la ermita hasta que fué llevada a casa del guarda, que era el único habitante de Las Menas. Fallecido este, fué llevada a casa de un familiar en Almería donde ha permanecido durante varios años, hasta que los habitantes del poblado decidieron restaurarla.
Durante el año 2001 se ha procedido a su restauración integral. Su ubicación y arquitectura hacen de ella una construcción atractiva y única que contrasta con el paisaje ). Cruzamos un corto tramo de carretera para descender hasta el barranco bolonor donde descendemos unos metros para ver las casa de los ingleses o por lo menos sus fachadas.
Actualmente sólo hay dos casas restauradas y el cortijo El Cerezo. El resto de viviendas están totalmente en ruinas, en su mayor parte gracias a a todos los expoliadores que en su día se dedicaban a robar tejas, hierros, maderas y las piedras de sillería. Es un pueblo en ruina, tan solo quedan en pie cinco o seis casas y en peligro de derrumbe.







Muy muy interessante y tan informativo! Gracias
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